Cuando llegamos a cierta edad, mudarnos
a nuestra residencia de mayores o ancianos de Santiago de Compostela puede
ser una opción para combatir la soledad, esa enemiga tan frecuente cuando
llegamos a esta etapa de nuestra vida. Estamos ante un sentimiento más habitual
de lo que podemos pensar entre las personas de una edad avanzada. Un
sentimiento que no está presente en nuestro centro gracias a todas las actividades
que programamos para mantener activos a nuestros mayores. Nuestro personal altamente
cualificado hará que en sus vidas no haya ni un mínimo hueco para la sensación de
soledad. La tercera edad es un
colectivo especialmente vulnerable en este sentido.
A veces incluso, la movilidad reducida imposibilita
el salir a dar un simple paseo sin compañía. Aquí no habrá ese problema.
No podemos negar que llegar
a los últimos años de nuestra vida y sentirnos menos capaces y menos autónomos
es algo que no todas las personas digieren de la misma forma. Se hace más
complicado si nuestra red de relaciones familiares y afectivas está
debilitada o si estamos considerados como dependientes. En nuestro centro, en
la Residencia Ocastro,
tratamos de establecer nexos
de comunicación con nuestros usurarios porque somos conscientes de la
importancia de estos detalles para que su calidad de vida sea óptima.
En resumen, una persona mayor necesita una cantidad extra
de compresión y cariño además de tener cubiertas sus necesidades básicas. Todo esto
lo mantenemos a rajatabla en nuestra residencia de mayores o ancianos en Santiago de Compostela.
